lunes, 21 de julio de 2008

El perro que sabía escribir .

El perro que sabía escribir .

En la novela de Tombuctú, Paul Auster, rescata una experiencia que le sucedió cuando viajo por primera vez al extranjero. Tenia diecisiete años y llego a Italia, en donde por una compleja cadena de circunstancias fue invitado a la casa de la hija de Thomas Mann.

Ella no se encontraba, pero fue recibido por la viuda del famoso escritor alemán. Le explicaron a Auster que la hija de Thomas Mann era psicóloga de animales. Lo que a continuación sucedió dejo una profunda impresión en el autor neoyorquino. Lo narra así:

“Después del almuerzo, ella llevo a Paul al piso de arriba en donde encontraron a un perro llamado Ollie , que no se veía particularmente inteligente . Ella dirigió la atención a una enorme maquina de escribir, fácilmente la maquina de escribir mas grande de la historia de la creación..”

“Estaba moldeada con una serie de teclas especialmente diseñadas, unas grandes oquedades en donde se podia acomodar el hocico del perro. Entonces, ella tomo una caja de galletas, llamo a Ollie para que se acercara a la maquina de escribir y dio una demostración de lo que el perro podía hacer “

“Fue una empresa ardua ,lenta ,para nada lo que podrías esperar .
La oración que tenia que escribir era ‘Ollie es un buen perro’ . En lugar de tan solo decirle esas palabras – en lugar de deletrear las palabras y esperar que el perro tocara las letras correctas -, ella se detenía en cada sonido de cada palabra, rompiendo las palabras en los fonemas que las componían y pronunciándolas muy lentamente , con inflexiones y timbres guturales tan extraños , que la hacían sonar como una persona muda tratando de hablar “

“Ohhhh, comenzó, Ohhhhh, y cuando el perro metió el hocico en la letra O , lo recompenso con una galleta ,con palabras mimosas y muchas palmaditas en la cabeza . Luego prosiguió con el siguiente sonido, L-I-I-I-I-I-I-I, hablando tan lenta y cuidadosamente como antes . Cuando el perro le atinaba, le daba otra galleta y más palmaditas en la cabeza. Asi continuo, letra tras letra insoportable letra, hasta que llego al final de la oración ‘ Ollie es un perro bueno ‘

La novela de Auster narra esta historia desde la mente de otro perro (quien nunca aprendió a escribir), que acompaña fielmente a un poeta hasta el momento de su muerte. Después de muchas decepciones, el perro sueña con Tombuctú, un cielo donde reencontrara a su amo para continuar sus interminables conversaciones.



Saludos
El club de los voladores