jueves, 2 de abril de 2009

Día Mundial del Autismo: 2 de abril



—Dibuja esto —dije, señalando la trucha. La miró atentamente, pareció sonreír para sí, y luego apartó la vista... y entonces, con evidente gozo, la sonrisa fue creciendo y creciendo, mientras dibujaba un pez propio. Yo sonreía para mí, involuntariamente, mientras él dibujaba, porque ya, sintiéndose cómodo conmigo, se dejaba ir, y lo que brotaba,tímidamente, no era simplemente un pez, sino un pez con una especie de «carácter» propio. Al original le faltaba carácter, parecía sin vida, bidimensional,disecado incluso. Sin embargo el pez de José ladeado y equilibrado eranotablemente tridimensional, se parecía mucho más a una trucha real que el original. Y no sólo le había añadido verosimilitud y animación sino algo más, algo notablemente expresivo, aunque no propio del todo de un pez: una boca grande, cavernosa, ballenesca; un morro ligeramente cocodrilesco; un ojo que resultaba, era patente, claramente humano, y que tenía un brillo claramente pícaro. Era un pez muy divertido (no era chocante que José hubiese sonreído), una especie de pez-persona, un personaje de parvulario, como el hombre de pies de rana de Alicia. Lo abstracto, lo categórico, no tiene el menor interés para el autista, para el que lo concreto, lo particular, lo singular, lo es todo. No hay la menor duda de que es así, sea por una cuestión de capacidad o de disposición. El autista, que carece del sentido de lo general, o de disposición para apreciarlo, parece estructurar su visión del mundo exclusivamente a base de detalles particulares. Viven así no en un universo sino en lo que William James llamaba un «multiverso» de detalles innumerables, precisos y apasionadamente intensos. Se trata de una mentalidad situada en el extremo opuesto de la generalizadora,la científica, pero que es a pesar de ello «real», igualmente real, de un modo completamente distinto. Esta mentalidad la imaginó Borges en su relato «Funes el memorioso» (lo mismo que Luria en su Mnemotécnico): [Ireneo], no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas... En el vertiginoso mundo de Funes, había sólo detalles,casi inmediatos en su presencia... Nadie... ha sentido el calor y la presión de una realidad tan infatigable corno la que día y noche convergía sobre el infeliz Ireneo. -Fragmeto de el libro de Oliver Sacks "el hombre que confundió a su mujer con un sombrero"-

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